En el fondo no me extraña nada.
De algún sitio me tenían que venir esas ganas permanentes de divertirme a toda costa. Luego está la falta de responsabilidad que me echan en cara los profesores del instituto, porque no me tomo en serio ni siquiera los exámenes. Y ojalá pudiera controlar esos ataques de risa que me entran sin venir a cuento. Como cuando me metía en vuestra cama los domingos por la mañana y acabábamos los tres revolcándonos a carcajadas con cualquier tontería.
Yo pensaba que era por la adolescencia, pero el caso es que desde que te marchaste mi vida se está volviendo cada vez más descolorida, tirando a gris.
Cuando le preguntan por ti, mamá dice que siempre has sido un payaso. A partir de ahora yo voy a dejar de defenderte, porque me he quedado sin argumentos.
![]() |
Fotografía de Thomas Hoepker |
No hay comentarios:
Publicar un comentario